FOTO-GALERÍA "CRISTO TE AMA"

FOTO-GALERÍA "CRISTO TE AMA"
Visita el blog dedicado solo para las fotografías

martes, 16 de diciembre de 2008

LA VIRGEN MARIA NOS ACOMPAÑA A LA NAVIDAD

Por monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de TehuacanSábado, 8 diciembre 2007
Fuente: El Observador
Quien más espera y anhela el nacimiento del bebé es, ordinariamente, la mamá, pues ella lo ha estado sintiendo crecer en su interior. Más todavía, el vínculo no es sólo físico, sino también afectivo y espiritual. La Virgen María es la que más espera la Navidad, el Nacimiento de Cristo Jesús. Tras el «sí» que le hizo a Dios en el diálogo que tuvo con el Arcángel Gabriel, ella paulatinamente empezó a sentir dentro de su cuerpo cómo empezó a formarse el cuerpecito de Jesús.

Sabemos que María quedó embarazada sin participación de varón; pero la gestación de Jesús se realizó según el proceso natural. De modo que el óvulo fecundado por el Espíritu Santo, rápidamente se fue desarrollando en su multiplicación celular, hasta llegar a sentir María la presencia de un nuevo cuerpo humano dentro del suyo, con todas las emociones que esto significa para la mamá. José no hallaba qué actitud asumir ante el hecho, pensando dejar a María en secreto, hasta que Dios le avisa que no dude en aceptar a María y lo que ha sucedido en ella. José mismo tendrá parte en esta misión.

María había ofrecido a Dios su virginidad; ella no se imaginaba que Dios le aceptaría dicha ofrenda, pero también le regalaría la maternidad. ¡Y qué maternidad: ser la madre del Mesías, largamente esperado!. Así, María sintetiza y plenifica la esperanza del pueblo de Israel, anunciada por los profetas, el último de ellos Juan Bautista. Los diversos títulos con que la aclamamos en estos días, entran de lleno en el espíritu del Adviento: Inmaculada Concepción, Virgen de Juquila, Nuestra Señora de Guadalupe.

Oh María, llena de gracia, preservada de todo pecado desde el primer instante de tu concepción, abogada de gracia y ejemplo de santidad, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que seamos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, acogiendo y celebrando el don de la vida humana, desde su concepción hasta su término natural.

Madre de Guadalupe, que desciendes al Tepeyac para entregarnos a tu Hijo, te nos das como Madre y nos acoges en tu regazo, recibe este pueblo tuyo y derrama todo tu amor, compasión, auxilio y defensa. Ayúdanos a escuchar a tu Hijo Cristo Jesús, a seguirlo como discípulos perseverantes y anunciarlo como ardorosos misioneros. Con tu intercesión, queremos profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz.

María, Madre Buena, queremos caminar contigo y crecer en la esperanza que nos lleva a la Navidad, para celebrar gozosos el fruto bendito de tu vientre, Jesús.
+ Rodrigo Aguilar MartínezObispo de Tehuacán

http://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/temporadas/navidad/virgen_navidad.htm

LA NAVIDAD


Significado de la Navidad: Esta fiesta tiene una doble proyección:

1. Recordar el inicio de la redención con el Nacimiento del Salvador, el misterio central de nuestra fe es la Resurrección de Cristo –la Pascua- como este suceso abarca toda la vida de Jesús, celebrar la Navidad es solemnizar el proceso inicial de nuestra salvación, de nuestra Pascua.

2. Acoger ahora al Señor que quiere nacer en el corazón del hombre. La fiesta de Navidad invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres. El Cristo que tomó parte en la historia de los hombres, hace dos mil años, vive y continúa su misión salvadora dentro de la misma historia humana. Navidad es un acontecimiento divino y humano, que será siempre actual, mientras haya un hombre en la tierra.

La Navidad enriquece la visión del plan salvífico de Dios y lo hace más humano y, en cierto sentido, más hogareño. Aunque esta fiesta apunta también a la celebración de la Pascua, la preparación para vivirla –el Adviento- tiene un tono muy diferente, sin dejar de invitarnos al arrepentimiento y a la conversión, el ambiente que se vive en estos días, es en general, festivo y lleno de esperanza y alegría.

La Navidad es la fiesta más celebrada por los hombres. Hasta los ateos y los enemigos de la Iglesia se detienen y celebran, a su manera, este acontecimiento de salvación. Es el recuerdo más universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo. Pero, además de ser un recuerdo, la fiesta de Navidad es una acción salvadora para el hombre actual. Es el Dios inmenso y eterno que desciende a tomar la condición humana e irrumpe en el tiempo del hombre para que éste pueda alcanzarlo. Nadie, aunque quiera, puede permanecer al margen de este misterio. El mundo entero acepta el acontecimiento del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia de la humanidad: antes de Cristo, o después de Cristo.

Historia: ¿Por qué el 25 de diciembre? La fecha del nacimiento del Señor es del todo desconocida, en Oriente se celebra la misma fiesta, el día 6 de enero. Tanto en oriente como en occidente, la fecha fue sugerida por celebraciones paganas dedicadas al culto al sol. La Iglesia, en su afán de evangelización, igual que transformó algunos templos paganos en cristianos, cambió la fiesta dedicada al dios Helios (sol) en fiesta del Nacimiento de Cristo –auténtico Sol- que viene al mundo para iluminar al hombre. La intensión fue transformar una fiesta pagana en cristiana, dándole mayor contenido e importancia.

Ya desde el año 380, la Iglesia española celebraba la Navidad el 25 de diciembre y la Epifanía el 6 de enero. La primera, como en Roma, para conmemorar el nacimiento de Cristo; la segunda, para recordar la manifestación del Señor a los magos de oriente, es decir a todos los pueblos. Para reflexionar: al principio de la evangelización lo pagano se transformaba en cristiano, ahora, ¿no será que lo cristiano se está "vaciando" cada vez más de Cristo? ¿eres cristiano?, entonces… ¿cómo celebras la Navidad? ¿a quién festejas realmente?

Celebración litúrgica: La celebración del misterio de Navidad comienza desde la tarde del 24 de diciembre, hasta la noche del día 25. En menos de 24 horas, la Iglesia proporciona a quienes quieren celebrar la venida del Señor, 12 lecturas bíblicas llenas de mensaje para una vida comprometida. El día de Navidad para los católicos es día de precepto, es decir, se debe asistir a Misa aunque no sea domingo, pudiendo cumplirse este precepto si se asiste el 24 de diciembre por la tarde o a cualquier Misa del día 25.

Con la Misa vespertina del día 24 termina el tiempo de Adviento y se entra en la celebración del misterio navideño. Se leen textos del Profeta Isaías, anunciando con alegría la llegada del Salvador a celebrar sus bodas con la humanidad; de los Hechos de los Apóstoles, con el primer discurso de San Pablo, que da testimonio de Cristo, hijo de David, que viene a salvar a su pueblo; y desde luego, del Evangelio, con el relato del nacimiento de Jesús en Belén.

Hay tres Misas diferentes más durante el día siguiente, –25 de diciembre- con lecturas que enriquecen la meditación sobre el Misterio de la Encarnación. Los católicos asistimos regularmente solo a una de ellas, sin embargo, la Iglesia aconseja que los textos bíblicos de las cuatro celebraciones sean leídos durante esos dos días en los hogares católicos, aprovechando que las familias enteras acostumbran reunirse alrededor de la mesa. Con esta práctica se crea un ambiente propicio para la meditación y aceptación de Jesús Salvador en la vida de cada uno, motivando así a un cambio positivo en la vida.




Costumbres y tradiciones navideñas:

Corona de Adviento: Ver adviento

Posadas: Son una tradición religiosa muy mexicana. Se trata de una novena que nos prepara a la celebración de la Navidad. Durante estos nueve días se reúnen las personas siguiendo un itinerario de oración y reflexión sobre lo que José y María vivieron durante los últimos días de la espera gozosa de su Hijo, cuando tuvieron que ir a Belén a empadronarse por disposición del emperador romano.

Hoy, se le llama posada a cualquier fiesta que se hace con motivo de las fiestas navideñas; pero muchas veces están muy lejos de tener un matiz religioso, que desde luego, no tiene por qué ser triste o aburrido, al contrario, las auténticas posadas deben de distinguirse por la alegría y la convivencia familiar y de amigos que celebran y comparten con gusto en torno al misterio de la Encarnación del Señor. Si tu eres cristiano, puedes ayudar a mantener vivo y auténtico el sentido de estas fiestas, por lo que te proporcionamos los elementos necesarios para que organices unas posadas de las que todos puedan disfrutar y aprender.

Origen. Los primeros misioneros españoles, transformaron las fiestas prehispánicas paganas en fiestas cristianas. Durante el mes de diciembre, del 6 al 26, los antiguos mexicanos celebraban fiestas en honor de Huitzilopochtli. Sus fiestas consistían en ayunos para prepararse, coronación de su dios, adornar con banderas en los árboles, prender fogatas con maderas perfumadas, para terminar los días 24 al 26 con convites en donde se obsequiaban suculentas comidas y estatuas pequeñas de su dios, hechas con pasta comestible de maíz y miel.

Los misioneros aprovecharon la coincidencia de las fechas introduciendo la celebración del nacimiento de Jesús y eliminando el festejo a Huitzilopochtli. En lugar de las banderas y estandartes de ese dios, pusieron algunos estandartes de la fe cristiana que empezaba a tomar conciencia en los indígenas. En lugar de la preparación a aquella fiesta, introdujeron el novenario de José y María, utilizando para esto la representación de su peregrinar de Nazaret a Belén. Se escogieron los últimos 9 días anteriores a la Navidad.

En ese tiempo las posadas se realizaban en el atrio o patio del templo o de los conventos, y concluían con las llamadas "misas de aguinaldo", en las que se hacían representaciones de pasajes de la Navidad para hacerlas más atractivas y amenas. Se agregaron luces, cohetes y villancicos y finalmente la piñata. Poco a poco esta práctica se fue extendiendo hacia los barrios y vecindades, añadiéndose la costumbre de ofrecer al final el típico ponche de frutas. Lo que en un principio fue una celebración religiosa para el templo, se convirtió en una fiesta familiar y popular.

Significado. Las posadas son fiestas próximas a la Navidad que nos hacen recordar las dificultades que pasaron José y María antes de que Jesús naciera, este recuerdo nos debe llevar a reflexionar a cerca de nuestra preparación personal para recibir al Niño Jesús, el sentido de la novena es prepararnos para ser mejores personas y abrirle las puertas de nuestro corazón al Salvador. El caminar por la calle rezando y cantando, nos hace recordar nuestro peregrinar por la vida para evangelizarnos en familia y evangelizar a nuestro paso. La comida y los dulces que se ofrecen hablan del gusto de compartir con los demás la alegría de estar esperando a Jesús que viene a nosotros. Romper la piñata significa el deseo de romper con la vida de pecado y dejarse inundar con los dones de Dios, representados por los dulces o frutas que salen de ella.

Celebración. Las posadas son del 16 al 24 de diciembre, nueve días antes de la Navidad. Generalmente los anfitriones se preparan con figuras que representan a José y a María buscando en dónde nacerá su Hijo, con hojas con los cantos para pedir posada, las oraciones necesarias y villancicos, para que todos puedan participar. Como es una fiesta de origen religioso, para celebrar un acontecimiento religioso, es pues lógico pensar que en ellas no puede faltar la oración, la lectura bíblica y la reflexión, además de los cantos y la alegría que nos ayudan a vivir mejor estas fiestas. Se acostumbra iniciar con el rezo del Rosario, intercalando los cantos para "pedir posada" entre cada misterio, así como villancicos, mientras los asistentes van caminando de una puerta a otra; se termina con la lectura correspondiente a ese día de la novena de Navidad y por último con la fiesta, para celebrar y compartir.

La Novena de Navidad. Durante los nueve días (del 16 al 24 de diciembre), se reúnen los participantes iniciando: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Se reza enseguida el Santo Rosario, pidiendo posada entre cada uno de los misterios. Al final, entran en la casa anfitriona para reflexionar sobre una lectura bíblica.


Pastorelas

Origen. Durante la Colonia, los misioneros españoles aprovecharon la fuerte tradición teatral de la cultura náhuatl para propagar de forma didáctica la evangelización. Los jesuitas, llegados a la Nueva España en 1572, ejercieron una amplia influencia en la educación del pueblo, fueron los principales impulsores de las pastorelas.

La primera representación que se recuerda se ubica en Zapotitlán Jalisco, donde se presencia la primera batalla entre San Miguel Arcángel y Lucifer, en lengua indígena. Eran entonces, las pastorelas, importantes elementos de comunicación y participación social. Pronto salieron de los atrios de las iglesias para escenificarse en las plazas y calles de los distintos pueblos, donde recogen las costumbres y prácticas de cada región. Así, para fines del siglo XVI, se encuentran referencias de una pastorela propiamente mexicana, con adaptaciones de esta cultura.

Definición. Las Pastorelas son recreaciones de las peripecias que enfrentan los pastores para llegar a adorar al Niño Jesús, que ha nacido en Belén. En el camino tienen que luchar con los demonios, que representando los siete pecados capitales, les imponen todo tipo de trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir. El Arcángel San Miguel libra una intensa batalla con Lucifer y finalmente triunfa sobre él. Se trata de una confrontación entre el bien y el mal de la que se desprenden ciertas lecciones. Se caracterizan por su lenguaje rudo y esencial propio de pastores; están impregnadas de cierto humorismo involuntario y son ingenuas y picarescas.

Significado. Hoy, las pastorelas conservan su contenido y estructura más o menos permanente, cuyo tema central sigue siendo el nacimiento y la adoración del Niño Jesús, e incorporando algunos personajes y situaciones nuevos. Son muy útiles para hacer reflexionar de manera amena a cerca de cuáles son los obstáculos que tiene el hombre para adorar a Jesús Niño, para aceptar su mensaje y vivir de acuerdo a su voluntad.


Nacimiento:

Origen. Se atribuye a San Francisco de Asís, quien, en 1223 en vísperas de la Navidad, montó en el bosque de Greccio, el primer nacimiento de que se tenga noticia, con hombres y animales vivos. Su deseo era celebrar una hermosa nochebuena de Navidad, para vivir el recuerdo del Niño Jesús que nació en Belén en un establo. Una vez montada la escena, reunidos los habitantes de la aldea, se celebró la Eucaristía con algunos cánticos de la Natividad del Señor. Los asistentes llevaban antorchas y velas a fin de "iluminar aquella noche que debería de alumbrar a los siglos como una estrella refulgente". Al año siguiente repitió la representación con éxito y desde entonces la costumbre se extendió a todos los pueblos cercanos. Con el paso del tiempo la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales por figuras de madera o de barro.

En México, los nacimientos hicieron su aparición en Acolman, en el siglo XVI, como producto de las representaciones que se hacían de la Navidad, hasta la fecha, en la mayoría de los hogares católicos mexicanos, hay un nacimiento durante el tiempo de Adviento y las fiestas de Navidad.

Significado. Colocar un nacimiento en la casa es para recordar el escenario en el que Dios se hizo hombre en Belén. En los hogares en donde se acostumbra poner adornos navideños, éste debe ser el más importante, el que está al centro de todo, pues lo que celebramos en Navidad es precisamente el Nacimiento de Jesús. Es una forma muy atractiva para hablar a los niños de la Historia de la Salvación. Es un medio didáctico visual que difícilmente pasará desapercibido. En la celebración familiar de la Nochebuena, la reunión es en torno al Nacimiento de Jesús y si éste puede ser representado de algún modo, la celebración será más emotiva, disponiendo a los asistentes a recibir en su interior a Jesús que nos trae la Salvación.


Árbol de Navidad:
Origen. La costumbre de adornar árboles o ramas en los últimos días de diciembre tuvo su origen en el norte de Europa, muchos siglos antes de Cristo. El follaje verde y las luces que los adornaban estaban asociados con el solsticio de invierno, cuando la naturaleza parece muerta. Se pedía entonces al dios-sol que volviera revistiendo de luz y color los campos. Los escandinavos consideraban al árbol como símbolo de duración y renovación de vida. Los Egipcios usaban hojas de palma con 12 brotes como expresión sagrada de la terminación del año y del triunfo sobre la muerte. Los romanos celebraban sus fiestas decorando las casas con follaje verde, signo de fertilidad.

Los judíos celebraban en invierno la Fiesta de las Luces, encendiendo durante 8 días velas que ardían constantemente. El cristianismo conocía todas estas tradiciones, pues muchos cristianos eran paganos convertidos. Comprendieron que era imposible arrancar las tradiciones y prefirieron darles un sentido cristiano. Así el árbol y las luces se utilizaron para evocar a Jesús, Árbol de la Vida, Luz del Mundo. Se cree que las primeras veces que se utilizó el árbol adornado con luces para celebrar la Navidad fue al norte de Europa, quizá en Alemania. A cada elemento se le dio un significado cristiano que hasta la fecha conservamos.

Significado. El árbol con sus ramas verdes, simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de esperanza. Las velas encendidas –ahora focos de colores- y los objetos brillantes colgados, simbolizan el advenimiento de la luz y la gloria de Dios que se refleja a todas partes. La estrella que se pone en la cúspide, es recuerdo de la Estrella de Belén que atrajo a los hombres desde lejos. Los regalos que se colocan debajo de él, simbolizan la cantidad de dones que Dios nos trae con su Encarnación y que hemos de compartir unos con otros.


La piñata

Origen. La piñata tiene su origen en China. A México llegó por medio de los españoles, que a su vez la conocieron por los Italianos. Al principio en Europa la piñata se adoptó para las festividades de Cuaresma, ya en México, los misioneros agustinos la utilizaron para divertir, instruir y evangelizar a los indígenas y se proponía sobre todo para las fiestas de Navidad.

Significado. La piñata vestida de oropeles, representa al mundo con sus engaños y vanidades. La venda con que se tapa lo ojos de quien le va a pegar, significa la fe; el palo, significa la fuerza de la virtud que rompe la falsedad del mundo; el romperse la piñata, significa que se rompe con el pecado y la seducción del mundo; los dulces o frutas que caen de ella, significan la verdad y los dones que se derraman sobre el hombre que rompe con el pecado, significan también el premio a la fe y a la perseverancia y la gracia de Dios derramada sobre el hombre.


http://www.rosario.org.mx/liturgia/a_liturgico/navi